EN EL PRIMER ANIVERSARIO DEL GRAN INCENDIO DE SIERRA BERMEJA

Índice de severidad frente a extensión en los incendios forestales


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Se ha cumplido el primer aniversario del gran incendio de Sierra Bermeja y los medios están dedicando espacios a rememorarlo, recordando en primer lugar al bombero fallecido -Carlos Martínez Haro- pero también a conocer cómo ha evolucionado la montaña.
En varias entrevistas que nos han hecho hemos incidido en que el foco hay que ponerlo no solo en la extensión del incendio, sino en el grado de severidad con que el fuego afectó a la superficie quemada. En ese sentido, el incendio de este año, que calcinó 4.600 hectáreas (#IFPujerra) y el del año pasado, que afectó las 9.581 hectáreas (#IFJubrique), son muy diferentes, no solo en la extensión, sino fundamentalmente porque las zonas donde la severidad fue muy alta son amplísimas en el del año pasado.
Aun así, casi toda la vegetación en esta montaña está adaptada al fuego: en el caso de las plantas con floración anual, hemos visto algunas volviendo incluso con más vigor; en el caso del pinar, su estrategia de reclutamiento produce entre 30 y 40.000 plántulas de pinos por hectárea de forma natural (y hasta 200-300.000 plántulas/ha según qué zonas); en el caso del alcornocal, no hemos observado ningún alcornoque que no esté rebrotando, incluso en las zonas de más alta severidad. La única excepción es el pinsapar, que no está adaptado al fuego, por lo que los pinsapos que se quemaron no se recuperarán sin ayuda del hombre.
Cuestión aparte son las afecciones derivadas de los trabajos de emergencia que se están llevando a cabo sobre 2.781 ha, que en algunas zonas son correctos, en otras pueden ser cuestionados según qué perspectiva utilicemos (y ahí opinamos que hay que trazar estrategias oyendo a más voces especializadas, no solamente a los ingenieros forestales de la Junta) y en el Paraje Natural están siendo una afección grave para la montaña, principalmente por la pérdida de suelo (algo que, paradójicamente, es para lo que se hacen estas medidas correctoras de emergencia).

Si nos preguntásemos que qué prodíamos aprender de estos incendios, evidentemente deberíamos responder que mucho. En cada una de las zonas incendiadas, según su grado de severidad, para poder compararlas entre ellas, cómo era la estructura y la biomasa de la vegetación y la masa forestal precedentes, cómo era la accesibilidad en esta zona de barrancos tan acentuados o qué señalaban previamente los modelos de riesgo en las interfases urbana-forestal (hay que recordar que hubo que desalojar urbanizaciones y pueblos enteros). Respecto a qué hacer, parece que existe un gran consenso en las disciplinas más especializadas relacionadas con el fuego (incendios forestales, ecología del fuego, restauración post-incendio, etc), no tanto para incorporar más medios tecnológicos destinados a la extinción, sino fundamentalmente para dotar de más recursos a la gestión forestal fuera de la época de incendios, para estabilizar a las plantillas y para la vigilancia. Añadimos también un cambio legislativo para que la gestión forestal, tanto la de emergencia como las posteriores, puedan ser desarrolladas por empresas comarcales coordinadas por la administración, de tal forma que el beneficio que obtengan (y la licitación de emergencia en el IFJubrique de 4.610.829,93 € es un negocio suculento, es la realidad) revierta en las comarcas adyacentes.
Enlaces:
- Entrevista en «Las mañanas de la COPE» (minutos 25 al 44)
- Entrevista en «Onda Local Andalucía»
- Entrevista en «Hoy por Hoy Málaga», con Miguel Ángel Herrera (alcalde de Genalguacil), Alberto Benítez (alcalde de Jubrique), José Antonio Víquez (delegado de Medio Ambiente), Francisco Salado (presidente de la Diputación), Javier Salas (subdelegado del gobierno) y Javier Martos (excoportavoz de la Plataforma Sierra Bermeja Parque Nacional)